viernes, 27 de mayo de 2011

LA CUEVA DE LOS LECHUZOS - Una historia ocultada

Los González en Mendoza

Lucas González 

No son los muertos los que en dulce calma
La paz disfrutan en su tumba fría,
Muertos son los que tienen muerta el alma
y viven todavía.

No son los muertos, no, los que reciben
Rayos de luz en sus despojos yertos,
Los que mueren con honra son los vivos
Y los que viven sin honra, son los muertos

La vida no es la misma que vivimos,
La vida es el honor, es el recuerdo.
Por eso hay muertos que en el mundo viven,
Y hombres que viven en el mundo muertos.

Antonio Muñoz Freijoo


      
        Naturales del Tui en la Galicia española, Andrés González y Ana Vicenta Troncoso fueron los padres de Juan González Troncoso- Éste junto a su mujer ingresó en la Argentina en 1776.

        Juan González Troncoso, fue prócer de nuestra independencia, calificación obtenida por la colaboración prestada a San Martín en la formación del ejército de Los Andes. Casado con Gregoria Milleiro tuvo tres hijos: Carlos, Lucas y José Benito.

       José Benito, guerrero en la campaña de Chile fue el reproductor de la familia. Tuvo 7 hijos con Leocadia Marcó. Y al enviudar se casó con Rita Pinto y con ella tuvo 9.
Carlos González Pinto y Lucas González Pinto tuvieron un papel preponderante en la función pública provincial y nacional.

     El veinte de marzo de 1861, a las 19 horas y 34 minutos, un terremoto destruyó la cuidad de Mendoza, quedando más de 4.000 muertos bajo sus escombros. Entre éstos se encontraban familiares del gobernador Laureano Nazar, quien abandonó su puesto con escolta y a tambor batiente, dirigiéndose a su finca de Barriales. Su pueblo no perdonó el hecho, lo que motivó su renuncia.

    La bodega de Carlos González Pinto resistió el temblor. Con la ayuda de sus empleados sacó la vasija vinaria, convirtiendo uno de los cuerpos de la bodega en el edificio de la aduana de Mendoza. En el otro instaló un hospital de campaña donde se atendieron a muchos heridos.

     Su actuación ante el fallecimiento de Luis Molina, sucesor de Nazar, lo llevó a ser nombrado gobernador. Presentó su renuncia, por ser un buen republicano, pues la constitución de la provincia le exigía treinta y cinco años de edad y él tenía treinta y tres. Su renuncia no fue aceptada y lo confirmaron en el puesto. De esa manera se convirtió en el gobernador más joven de la provincia, asumiendo en noviembre de 1863.

    Por decreto el 6 de diciembre nombró a Julio Balloffet y a Carlos Rivarola para que confeccionaran la planimetría de Mendoza. El lugar elegido fue cercano a la vieja ciudad. Si la ciudad se reconstruía en terrenos más alejados, se perjudicaría a los que habían perdido sus viviendas en el sismo, quienes también perderían el valor de sus terrenos. Ayudado por el gobierno nacional empezó la construcción alrededor de un centro cívico, que hoy es la Plaza Independencia. Se construyó la casa de gobierno del lado sur, contigua una escuela secundaria de señoritas en la que nombró rectora a la Sra. Elena Brady de Coll. En otra escuela edificada por la sociedad de Beneficencia nombró como su directora a la Sra. Procesa Sarmiento de Lenoir, hermana de Domingo Faustino Sarmiento. Además levantó veintitrés escuelas primarias, lo que confirma su preocupación por la educación. Fundó el Club Progreso, lugar de reunión de los notables, e inició la construcción del que posteriormente se denominara Colegio Nacional Agustín Álvarez.

    Ayudado por su hermano Benito González Marcó, quien fuera varias veces diputado en la legislatura provincial, se ocupó de la distribución de las aguas del canal Cacique Guaymallén y de otros canales de menor importancia en el regadío.

    Su gobierno fue interrumpido por un golpe de estado a fines de 1864 y reemplazado por Pedro Pascual Segura. Fue repuesto en su lugar por Bartolomé Mitre el 6 de marzo de 1865, terminando su mandato en 1866.

    Carlos González junto a su hermano Daniel fundaron el primer banco que existió en Mendoza, Cuyo nombre fue el del apellido de ambos.
En 1898 una hipótesis de conflicto hizo necesaria la instalación de una división en Uspallata para la defensa de la frontera. El ejército argentino era muy respetuoso de la propiedad privada. El General Ignacio H. Fotheringham debió pedir permiso a Carlos González Pinto, dueño de esas tierras. La respuesta de Carlos González Pinto fue breve, propia de los hombres de campo: “General, disponga de todo lo que hay en el valle: pasto, animales, casas; si el gobierno me lo puede pagar algún día, bien, y si no, dejémoslo así y se acabo el cuento”. Cedió su residencia de verano, El Challao, para el estado mayor y al igual que su abuelo, Juan González Troncoso puso mucho de lo que tenía al servicio de la nación.

     Falleció el 6 de junio de 1916 y sus restos descansan en la cripta de la capilla que hay en la finca de Panquehua, propiedad fundada por su padre José Benito.

     Lucas González Pinto nació en Mendoza en 1829. Estudió en Santiago de Chile y se doctoró en leyes en Francia, reafirmando su título en Madrid y en Turín. A su regreso a la Argentina fue diputado al congreso de Paraná, director de la aduana de Rosario y senador por Santa Fe. En 1862 fue convocado por Bartolomé Mitre para formar parte de su gabinete como Ministro de Hacienda. En su función hizo suyo el proyecto de Urquiza, firmando el decreto de construcción del Ferrocarril Central Norte Argentino. Reemplazado por Dalmacio Velez Sarsfield, viajó a Inglaterra, comisionado por Mitre, para conseguir créditos y comprar los materiales para la obra proyectada.

     En esos momentos, Sarmiento era embajador en EE.UU., donde conoció a un empresario norteamericano que tenía mucha experiencia en la construcción de ferrocarriles. Se llamaba William Wheelright y fue quien se encargó de la construcción de los 396 Km. que hay entre Rosario y Córdoba. Los embarques llegaron en buques desde 1864 en adelante. La estación de Córdoba fue inaugurada en 1870 por Dalmacio Velez Sarsfield en representación de Sarmiento, coincidente con una gran feria industrial realizada en La Docta.

   Se formó en Don Lucas una condición que lo acompañaría por el resto de sus días, la de ser el gran referente argentino en materia ferroviaria. Regresó a la Argentina a fines de 1864 y retomó su ministerio de Hacienda, dejando en Inglaterra todo a cargo del ministro plenipotenciario, de la empresa constructora, de los proveedores y de la banca inglesa. Le tocó administrar los fondos del país durante la guerra del Paraguay.

     Lucas González terminó su ministerio con Mitre en 1868 y se dedicó a formar una empresa constructora de ferrocarriles. Su primera obra fue el ferrocarril de Bs. As. a Ensenada en 1872. En 1874, Avellaneda asume la presidencia de la República, nombrando a Lucas González Cónsul general en Londres y Ministro plenipotenciario; su misión primordial como hombre de confianza del presidente, era la de revisar los materiales destinados a la construcción del segundo tramo del Central Norte, es decir, determinar el precio unitario y la cantidad de los insumos que debían figurar en los bonos que se descontaban en la banca prestamista. De esa manera se evitaba la malversación de fondos y se aseguraba que los mismos fueran usados para los fines que fueron solicitados.

    En 1875 Argentina entró en default, dejándose de pagar la deuda contraída con la banca inglesa. En vez de llegar los insumos para la construcción del ferrocarril, llegaron barcos de guerra ingleses apuntando a Bs. As. Si se paraba la obra tambaleada el gobierno de Avellaneda; había renunciado el ministro de Hacienda Santiago Cortines y el Presidente llamó a Lucas González y le dio el ministerio de Hacienda, quien arregló el problema coyuntural, recuperó el crédito ingles, y evitó la venta de las 17.000 acciones que el Estado argentino tenía en el Ferrocarril Central Norte. El problema de fondo lo arreglaría Avellaneda más tarde cuando se puso de acuerdo con Carlos Casares para que el Banco Provincia acudiera en auxilio financiero de la confederación Argentina.

     No solo no se paró la obra de construcción sino que se hizo en tiempo record para la época. José Telfener y Cia. Construyó los 547 Km. que hay entre Córdoba y Tucumán. El 30 de octubre de 1876 Avellaneda llegó a Tucumán, su patria chica, en un tren tirado por una locomotora que ostentaba un gran letrero con su nombre. El empresario le dio una gran fiesta a la comitiva y el Central Norte llegó a la meta fijada 9 años antes que el del Oeste a Mendoza.

     Paralelos en el tiempo y divergentes en el camino, los ingleses le dieron prioridad a los ferrocarriles de la pampa húmeda porque a los inversores les aseguraban una tasa de interés del 7% y en esa zona el rendimiento era superado en corto tiempo; la subvención nacional dejaba de ser necesaria. De todas maneras el rol poblacional de los ferrocarriles era un hecho y el comercial también. Argentina era un país despoblado, el primer censo nacional durante la presidencia de Sarmiento fue de 1.837.000 habitantes de los que 800.000 vivían en Bs. As. El azúcar se importaba de Cuba y el comercio con Chile se hacía a lomo de mula.

    En la construcción de los ferrocarriles se presentaba un problema difícil de resolver, el tendido de las líneas, es decir, la construcción de los durmientes. Para eso fue convocado Lucas González y su respuesta fue contundente: “Señores, Argentina no tiene ni la gente idónea ni el dinero para una obra de tamaña envergadura, el negocio hay que dárselo a los ingleses que tienen ambas cosas”. Don Lucas fue mediador entre la provincia de Santa Fe y los británicos que compraron tierras con bosques de maderas duras, material imprescindible en ese entonces para el tendido de las líneas. Para que se tenga una idea, en los 547 Km. que hay entre Córdoba y Tucumán se usaron 683.750 durmientes.

     Los ingleses fundaron una empresa integral, que además de fabricar durmientes instaló en La Gallareta una fábrica de tanino para el aprovechamiento integral del quebracho colorado y con el excedente de madera hacer carbón combustible para las locomotoras. Los durmientes se hicieron de tintitaco, urunday, ñandubay y por supuesto de quebracho colorado. Las obras de arte en el lenguaje ferroviario son los puentes, los cruces y las alcantarillas y esos si fueron hechos exclusivamente de quebracho colorado.

    La Forestal llego a pagar el jornal de 20.000 trabajadores. Lucas González se hizo responsable de la erogación de ese capital. Lucas González volvió a su empresa y construyó el ramal de Río Cuarto a Villa Mercedes.

    Avellaneda, preocupado desde su época de ministro de Alsina, porque los inmigrantes que vinieran a la Argentina, lo hicieran dispuestos a cultivar la tierra, le encargó a un señor de apellido W. Perkins el reclutamiento de colonos irlandeses y a Lucas González el de los suizos y piamonteses que se instalaron en Santa Fe. Su centro de operaciones fue Turín y la corriente inmigratoria canalizada por Génova.

    En 1879, Avellaneda, estando en Santa Fe, asistió a una gran fiesta de 200 invitados en la colonia Esperanza, fundada por Aaron Castellanos en 1857. La denominaron la fiesta del trabajo y la gran emoción del presidente fue ver la cantidad de hectáreas cultivadas por esos gringos grandotes y colorados. Avellaneda viendo el éxito de la misión le pidió a Don Lucas que continuara con esa tarea y le dio el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores.

    Terminado su mandato con Avellaneda Lucas González regresó a su empresa constructora de ferrocarriles, volviendo a Londres para conseguir el crédito y los materiales necesarios para la construcción del ferrocarril de Entre Ríos. Entre 1883 y 1887 hizo el ramal de Paraná a Concepción del Uruguay y los derivados a Gualeguay y a Gualeguaychú. Las estaciones de Paraná, Nogoyá, Tala y Concepción del Uruguay tomaron el nombre de esas ciudades. Entre Nogoyá y Tala había una estación nueva,  situada en un pueblo que se formó alrededor del obrador de la empresa constructora del ferrocarril, perteneciente a Lucas González. Por ello tanto la estación como el pueblo recibieron en vida el nombre de Lucas González.

    En 1887 vuelve a Inglaterra, pero por poco tiempo y sin la familia. El suficiente para suscribir un contrato con la firma Murrieta y Cia. de Londres, por un monto de 3.968.200 libras esterlinas, amortizables semestralmente también en libras, en las oficinas de Londres con un interés del 6% anual. El motivo: la construcción del ramal de Chumbicha a Catamarca, de Chilcas a Salta y de ahí a Jujuy. A Salta el ferrocarril llegó en 1890 y un año después a Jujuy; a continuación vino el más largo de Dean Funes en Córdoba a Chilecito en La Rioja, donde llegó en 1896. Por ese motivo Roca decía: “mi amigo el doctor González es un panteísta, por haber disfrutado de los paisajes de La Rioja donde se venera a la Pachamama”. Se reunían periódicamente en la estancia “La Larga” y en “El Dorado”  de Benito Villanueva en Vedia, Provincia de Bs. As.

El vínculo con el norte de Italia no lo abandonó nunca y falleció en Génova en 1906. Sus restos repatriados descansan en La Recoleta junto a los de su consuegro Luis Sáenz Peña, ex presidente de la República, de su yerno, también ex presidente Roque Sáenz Peña, de Benito Villanueva, fundador de Ingeniero Maschwizts y de Chapadmalal, ex senador por Mendoza y por Buenos Aires e introductor de la raza de caballos puros de carrera.
El cruce de estas historias es “ La Cueva de los Lechuzos” que existió, existe y existirá a la entrada de la quebrada de “ La Capilla”, a unos 200 metros de la casa del puesto. Ésta a su vez, es una habitación compuesta por dos piezas edificadas dentro de la cueva que le da el nombre a una estancia de 30.000 hectáreas; propiedad actual de los hijos de Carlos Palacio, que seguramente conocen la historia relatada por su padre. Éste, recibió, siendo un adolescente de labios de su abuelo, Carlos González, la historia de su experiencia vivida.

                                                        
                                                              Juan Carlos de Borbón

Fuentes de Información
1)                          Diccionario Biográfico Americano de José Domingo Cortez editado en París en 1876
2)                          Historia de Bartolomé Mitre de Miguel Ángel De Marco
3)                          La Guerra del Paraguay de Miguel Ángel De Marco, página 149
4)                          “El Santo de la Espada” de Ricardo Rojas, página 70
5)                          Relato de Carlos Palacio González sobre “ La Cueva de los Lechuzos”, cronología del golpe de estado perpetrado contra su abuelo Carlos González Pinto.
6)                          Genealogía de Mendoza de Morales Guiñazú, páginas 130 a 135
7)                          Relatos de Rafael García González, dueño de “ La Chacrita” donde pernoctaba San Martín cuando preparaba al “Ejército de los Andes”. Publicado en Diario “Uno” en 1999 y el 25 de mayo de 2007 en “Los Andes”
8)                          Biografía de Julio A. Roca de Félix Luna
9)                          Historia de los gobernadores argentinos de A. Zinni
10)                      Historia de Nicolás Avellaneda de Carlos Páez de la Torre
11)                      Relato al suscripto en 1944 por Rosa González de Sáenz Peña en relación al nombre de su padre que lleva una localidad entrerriana
12)                       “ La vida de un Soldado” de Ignacio Hamilton Fotheringham.